miércoles, 18 de junio de 2008

Alienación Estatal. Nuestros propios demonios.

La religión es la reflexión, el reflejo de la esencia humana en sí misma", esta proposición corresponde a Ludwing Feuerbach (1804-1872). Central en el desarrollo de la idea de materialismo histórico presente en Marx y Engels, lo que aparece como obvio para quienes siguen a estos pensadores.

Para quienes no estén tan emparentados, lo que la cita propuesta señala, es la idea de una religión de carácter antropológico, como señalo a menudo, “Es el hombre quien crea a Dios, y no lo contrario”, frasecilla de menor potencia que la primera, pero bastante explicativa. La alineación, corresponde a la idea de que son los hombres quienes han creado a Dios, pero en algún momento es Dios quien domina su existencia.

El Estado Modernos, fruto del uso de la razón, se nos aparece como el hijo magnifico, aquel que nos permite el mayor desarrollo de las potencialidades del desarrollo de la humanidad. Esto parece ser así en algún momento, pero en un giro sorpresivo, del que nadie alcanza a tomar una instantánea, es el hombre quien cae bajo las garras del “más frío de los monstruos fríos”, como lo define Nietzsche.

La labor humana contenida en el Estado desaparece bajo la omnipresencia y sabiduría del Estado, incluso quienes están contra él se le enfrentan como al monstruo de siete cabezas, con distancia, con temor de caer convertidos en estatuas de roca. Finalmente el hombre es alienado bajo la forma de Estado, la dominación racional legal, pasa a convertirse en tradicional, la razón en racionalidad sin razón, a una mera instrumentalización al servicio de los eslabones que componen la opresión del hombre por el hombre.

Pero atentos, Estado es sólo un concepto, no se lucha contra el Estado, se cambia el Estado. Objetivamente, no se cambia el Estado, se termina con el Estado. No quiero con esto dejar propuesto un discurso anarquista insulso, deseo, poner una vez más el acento en que son los hombres quienes dan forma a sus demonios, ya nos lo dijo el Vaticano, “son los propios hijos de Dios quienes ponen al infierno en sus vidas”, sabias palabras provenientes de otra institución al servicio de sostener la alienación de otros tantos. Espero que el discurso, sirva para proponer formas de destrabar las cadenas autoimpuestas. No nos somete ni el capitalismo, ni los poderes fácticos, ni Dios, ni ninguno de los demonios que nos hemos impuesto, la dominación es del hombre por el hombre.

EHD

No hay comentarios: