Cuando éramos niños, hace ya más de 20 años, no reconocíamos en el otro un par, la vida se te aparece como una serie de antojadizas decisiones externas, de las que sólo comprendes la parte que te toca, que es lo mismo que decir nada.
Es cierto que al crecer, cada uno fue pensando en formas distintas, adquiriendo gustos propios, conformándose como un ser particular. Pero, independiente de las configuraciones particulares que cada uno fue tomando, seguimos juntos.
Ayer por la noche, cuando reflexionaba acerca de la partida de mi amigo, a destinos lejanos, redescubrí algo que mi memoria ya había dejado atrás. Cuando tenía cerca de trece años, la vida nos había separado, por cosas que sólo los grandes deciden, pero quiso el destino que nos volviéramos a reunir. Mañana cuando nuestras propias decisiones de “grandes” nos lleven a nuevos caminos, se que nos volveremos a reunir… Sólo te pido, ¡no me olvides!
jueves, 29 de mayo de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario